Por, Dr. J. Joaquín Orellana, PhD.
Misionero de Palm Missionary Ministries, Inc., USA.
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Moisés fue un verdadero caudillo del pueblo de Israel y un verdadero paradigma de siervo de Dios. Su vida está cifrada en tres momentos bien específicos y simétricos de su vida. Vivió 120 años: 40 años como príncipe en Egipto, disfrutando de todas las bondades del linaje imperial; otros 40 años como pastor de ovejas en el desierto, donde aprendió la cultura campesina y agro-ganadera, es decir, todo lo contrario de su anterior vida fashion; y, finalmente 40 años a partir de su llamamiento divino en Ex. 3:14, liderando al pueblo de Israel en su éxodo por el desierto hasta la tierra prometida de Canaán.En este relato se pueden evidenciar claramente tres cualidades de carácter de Moisés, las mismas que son mi desafío diario también, y las de todo aquel que se precie de ser un siervo de Dios. Ese episodio precisa que Moisés era: manso, fiel y compasivo, veamos:
- Manso. En el v. 3, leemos: Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra. Moisés no nació manso, recordemos que fue un asesino y por causa de su prepotencia y corazón homicida tuvo que huir al desierto por 40 años. Eso significa que la mansedumbre se puede aprender. Pero qué es la mansedumbre? No es debilidad, auto conmiseración ni insensatez. Es la cualidad de carácter que me permite resistir a las provocaciones carnales, tentaciones, pleitos y caer en la actitud reactiva de pagar mal por mal, maldición por maldición. En otras palabras, es no caer en las provocaciones de la carne, el mundo y el demonio. Por ello la mansedumbre esta orientada a mis relaciones horizontales, esto es, con mis prójimos, pues Dios no me reta a pelear jamás, pero la gente sí.
- Fiel. En el v. 7 leemos que Dios dice en favor de Moisés: No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Dios reconoce la fidelidad de Moisés, en detrimento de la supuesta fidelidad del propio Aarón que era el sumo sacerdote, y de su hermana Miriam. Esa cualidad está relacionada en cambio con la relación y comunión con Dios. Dios no exige perfección porque jamás lograremos serlo. No somos perfectos aunque si somos perfectibles. Dios no exige perfección pero si exige fidelidad. Jesús ha dicho en Apocalipsis, en el mensaje a la iglesia de Esmirna, por ejemplo: sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida. La fidelidad tiene premio (una corona de vida eterna) para sus siervos y es la base sobre la cual Dios construye con sus siervos los portentos que el mundo necesita ver para experimentar su poder, gracias y misericordia. Dios no espera perfección de parte de mí, pero sí espera fidelidad a toda prueba y en todo tiempo.
- Compasivo. En el v. 13 leemos: Entonces Moisés clamó a Jehová, diciendo: Te ruego, oh Dios, que la sanes ahora. Después de la murmuración de María (o Marian, Miriam, Mariamné o Mariana, el hebreo permite cualquiera de estas traducciones) Dios la castigó con lepra. Esta era la enfermedad que graficaba la peor peste en el mundo semita, y más especialmente en el pueblo hebreo. Porque no solo significaba un problema físico sino sobre todo espiritual y ceremonial. Un leproso era un enfermo crónico, y debía vivir alejado de la comunidad. No se podía acercar ni a 200 metros de distancia. Debían vivir en cuevas como animales salvajes, cubiertos todo el cuerpo y gritando "inmundo, inmundo" todo el tiempo como un signo de advertencia para que todo aquel que los oyera, se alejara de ellos. María había traído maldición al pueblo y no solo a su familia. Su destino era vivir sola, como un animal salvaje hasta el día de su muerte en pleno desierto. Moisés entiende esa condición, y ante el pedido de su otro hermano clama a Dios por sanidad para su hermana. Eso se llama "compasión" No estoy hablando de simpatía, ni empatía, sino de compasión. Esta era una cualidad que Jesús evidenciaba muy a menudo al ver a las multitudes dispersas como ovejas sin pastor. La palabra en griego significa un removerse de las entrañas por el dolor que provoca la condición miserable del ser humano (Gr., esplachnon)
La mansedumbre te va a mantener alejado de los problemas con tus prójimos. La fidelidad te mantendrá alejado de los conflictos con Dios, que eso ya es decir bastante. Y la compasión, te mantendrá alejado de los conflictos con tu propio corazón, al entender que los demás también se equivocan; que vivimos en un mundo caído y que vivir amargado por los errores de los demás solo es tomarse un veneno pretendiendo que los que se mueran sean los malvados. No hay cosa más saludable que disfrutar de la buena comunión con el Dios de paz, y de la paz de Dios.
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