Uno de los ministerios que el Señor por su gracia nos ha encomendado es pastorear (mentorear) algunos líderes y pastores en varios países de nuestra América. A la vez, una de las cuestiones más recurrentes en ellos es respecto de si cambiar o no de locación de ministerio, y cómo identificar el escenario mejor. Aquí comparto en forma anónima una de las respuestas que hemos provisto para varios de nuestros consiervos. Si es tu situación, quizá estos consejos te puedan ayudar también.
"Hola estimado. Saludos afectuosos.
Muchas gracias por tu carta y con ella el permiso de compartir parte de tu vida. Anita y yo la hemos leído varias veces para asegurarnos de entenderla bien. El tema no es nuevo para nosotros, pues ya ustedes nos han hablado antes de esta inquietud. Estamos orando por ustedes muy sinceramente, y antes de escribir respuestas, tenemos muchas preguntas en realidad, que nos gustaría, si nos permiten, tratarlas personalmente y no por carta. La decisión es absolutamente vuestra, jamás -y que Dios nos libre de ello- induciremos alguna posibilidad de respuesta. Ese es un asunto entre ustedes y el Señor.
Tenemos una agenda súper apretada para 2019, con mucho trabajo en ECU, libros que publicar, y al menos 6 viajes programados al exterior. No tenemos planes para tu iglesia en 2019, pero si desean, Anita dice, les invitamos a cenar en nuestra casa en Quito, o vernos en nuestra oficina en Bíblica; o cuando les sea posible, tomar tiempito para charlar.
Este es un asunto supremamente delicado, desafiante pero a la vez, grave. Si se equivocan, lo van a lamentar el resto de su vida.
Por ello, lo mejor que puedo decirles ahora mismo es: No se angustien; descansen en la sobrenatural dirección del Señor; oren sin apasionamientos ni condiciones; disciernan la diferencia entre deseos carnales y necesidades espirituales; comprendan que la voluntad de Dios siempre se da en contextos de plena objetividad, no subjetividad, es decir, Dios nunca te lanza al vacío en el ministerio, si Él te saca de un lugar, es porque ya tiene preparado otro espacio de ministerio específicamente para ti; investiguen las reales posibilidades de ministerio, no a la aventura; Recuerden que Dios no ensaya con nosotros, Él siempre planifica cuidadosamente para sacarnos el mejor provecho; no olviden que el ministerio es una cuestión de pacto eterno con Dios, donde el llamado no se negocia por nada; aprecien que el Señor tiene más cuidado de su familia que ustedes mismos, y él proveerá el mejor escenario para el desarrollo de ustedes como de sus hijos (ha pasado eso de sobra con nosotros); no pierdan la bendición de servir en el Reino, por buscar satisfacción inmediata de anhelos personales muy legítimos, pero a veces no pertinentes para con una familia llamada al ministerio; no olviden que el costo del ministerio es cuidar la Grey de Dios como quienes vamos a responder por ella ante el Príncipe de los pastores: el Señor Jesucristo.
En definitiva, no se pongan plazos innecesarios, dejen que el Señor les comunique en su tiempo y modo, SU voluntad por medio de la Sagrada Escritura; el análisis piadoso de su entorno circunstancial; y el sabio consejo de gente como sus amigos misioneros con mucha más experiencia y sabiduría.
Seguiremos orando por ustedes, pero por favor, no tomen decisiones apresuradas. Si todo esto viene de Dios, ÉL terminará lo que ya empezó y no descansará hasta dejarlos o ponerlos en el ministerio y lugar que ÉL considere mejor para aprovecharse de toda la inversión que ha hecho en ustedes.
Por último, no olviden que nosotros, por gracia y misericordia, estamos al servicio del Señor, no el Señor al servicio nuestro. Si no hay nada claramente objetivo en el horizonte (una invitación documentada, un contrato con visa de trabajo, un proyecto internacional respaldado y financiado, etc.); y si no hay nada claramente estimulante en la iglesia/ministerio (una solicitud de renuncia, una merma en el ministerio, falta de apoyo en el liderazgo, falta de resultados, etc), como para un cambio; entonces lo mejor es quedarse quietos por ahora, y quebrantar el corazón en humildad, preguntando al Señor: Qué más debemos hacer?
Un abrazo, gracias por permitirnos el atrevimiento de escribir con tanta apertura, pero es el celo del Ministerio y la pasión por el Reino de Dios que nos consume. Bendiciones y cuenten con nuestro apoyo, en la medida en que estén plenamente sintonizados con la buena, perfecta y agradable voluntad de Dios.
Con todo mi respeto, cariño, temor y temblor; vuestro consiervo, Joselito.
Pd. Su desafío... también es el nuestro, por ello, he pensado en voz alta en esta nota. Anita y yo, seguimos disfrutando servir a nuestro Señor Jesucristo, pero siempre abiertos y dispuestos a lo que Él quiere que hagamos"
Dr. J. Joaquín Orellana, MSc. DMin. PhD.
Palm Missionary Ministries Inc., USA.