Por, Mg. Anita Orellana, MTF
Misionera de Palm Missionary Ministries, Inc., USA.
www.joselitoorellana.blogspot.com
Si hablamos de Tecnología tenemos que reconocer que el mundo cambio gracias a esta. Tenemos una nueva era digital y la nueva generación se está desarrollándose en ella. La Tecnología nos ayuda en tantos campos del saber científico como en actividades cotidianas. Y una de las áreas de mayor crecimiento son las comunicaciones, que permiten a las personas lejanas acercarse en minutos. Familias que no se habían visto desde hace años, pero que a través de la tecnología se pueden comunicar, casi inmediatamente gracias a los teléfonos inteligentes, por ejemplo. Pero
lamentablemente, para las familias cercanas la distancia comunicacional se vuelve cada vez más complicada, debido a que las familias cercanas siempre están conectadas a la tecnología, en este caso, el internet, dejando de lado el verdadero ejercicio comunicativo, el cual permite expresar emociones, ideas, sentimientos y la construcción de un sentido crítico.
Hay una premisa importantísima que no debemos pasar por alto, y es que es en el seno familiar donde se desarrolla el espacio propicio para la construcción, no solo de las relaciones, sino del vínculo emocional entre los que la conforman. Un niño aprenderá a comunicarse de manera adecuada, siempre y cuando él tenga la oportunidad de desarrollar el lenguaje, y los afectos desde la más temprana edad, todo esto mediante la constante y permanente relación con el otro. Hay que tener presente que DE LA MANERA COMO NOS COMUNICAMOS DEPENDE LA CALIDAD DE NUESTRAS RELACIONES.
A continuación comparto algunos peligros que implican el uso inadecuado de las redes sociales:
Si hablamos de Tecnología tenemos que reconocer que el mundo cambio gracias a esta. Tenemos una nueva era digital y la nueva generación se está desarrollándose en ella. La Tecnología nos ayuda en tantos campos del saber científico como en actividades cotidianas. Y una de las áreas de mayor crecimiento son las comunicaciones, que permiten a las personas lejanas acercarse en minutos. Familias que no se habían visto desde hace años, pero que a través de la tecnología se pueden comunicar, casi inmediatamente gracias a los teléfonos inteligentes, por ejemplo. Pero
lamentablemente, para las familias cercanas la distancia comunicacional se vuelve cada vez más complicada, debido a que las familias cercanas siempre están conectadas a la tecnología, en este caso, el internet, dejando de lado el verdadero ejercicio comunicativo, el cual permite expresar emociones, ideas, sentimientos y la construcción de un sentido crítico.
Hay una premisa importantísima que no debemos pasar por alto, y es que es en el seno familiar donde se desarrolla el espacio propicio para la construcción, no solo de las relaciones, sino del vínculo emocional entre los que la conforman. Un niño aprenderá a comunicarse de manera adecuada, siempre y cuando él tenga la oportunidad de desarrollar el lenguaje, y los afectos desde la más temprana edad, todo esto mediante la constante y permanente relación con el otro. Hay que tener presente que DE LA MANERA COMO NOS COMUNICAMOS DEPENDE LA CALIDAD DE NUESTRAS RELACIONES.
A continuación comparto algunos peligros que implican el uso inadecuado de las redes sociales:
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Cualquier medio de comunicación deja huella en la mente del niño; cambia sus paradigmas,
valores y actitudes, y hay que estar alerta porque no siempre el mensaje es el correcto (Interviene
en la subjetividad y aprendizaje).
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Los videos juegos, celulares y redes sociales pueden conducir a la cyber - adicción.
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Peligros de Sexting (envío de fotos o videos o mensajes de contenido sexual); Cyberbulling
(amenazar, avergonzar, intimidar y criticar a una persona por las redes sociales; Sextorsión,
amenaza y usufructo sexual; Grooming, material pornográfico realizado por un adulto, y que
sirve para la explotación sexual.
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Las redes sociales pueden llegar a ser una distracción, para camuflar el dolor latente. o crisis
emocionales no resueltas.
- El WhatsApp por ejemplo, alivia la soledad y la necesidad de contacto, ya que los hijos requieren sentirse escuchados y conectados con sus familiares.
QUÉ DEBEMOS HACER: Los padres deben ser acompañantes en el uso de las redes sociales, ya
que son el filtro ideal para trabajar pensamientos y creencias que emanan de estas. Además, debemos
crear hábitos que le permitan al niño implementar el diálogo crítico, que le ayude a discriminar cosas
aun en nuestra ausencia, o cuando en la adolescencia tenga que tomar decisiones por cuenta propia.
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Considerar que, al comprar un aparato electrónico para sus hijos, ustedes tienen la prerrogativa
de definir reglas para el uso de estos. Se debe indicar a los hijos que estos dispositivos son un
préstamo y un privilegio, y que los padres tienen la autoridad sobre el uso y el horario de estos. Y
lo más importante es recordar a los padres que, debe haber consistencia en los acuerdos entre
ellos, como dejar en claro las condiciones y los usos permitidos para el celular.
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Los Padres deben acortar la distancia tecnológica con sus hijos, es decir, educarse e informarse
sobre las redes sociales que los hijos frecuentan, y sobre las posibles consecuencias en la vida de
sus hijos.
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Tener más tiempo para el diálogo en la familia: regalarles a sus hijos el hábito de escuchar
historias y anécdotas familiares para el desarrollo de experiencias gratificantes para los chicos.
Los padres deben validar siempre cualquier intervención que hagan, corregir con el fin de educar
y hacerlo con ternura y paciencia.
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Recordar que, hasta los 5 años los niños no deberían tener contacto directo con la tecnología. De
5 años hasta los 10 años solo media hora pasando un día y trabajar cualquier contenido con ellos
para que sea una guía en su aprendizaje. Y en la adolescencia, es preciso enseñar la
autorregulación.
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El tiempo de familia debe ser un espacio para compartir, debe haber límites para el uso de los
dispositivos electrónicos, por ejemplo: no al llegar a casa; no a la hora de comer; no en el baño;
y, no al dormir, etc.)
- Además. generar recuerdos de vinculación afectiva con los hijos, como por ejemplo: cocinar juntos; ir a caminar; tomar helados; jugar; excursionar, etc.
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