Por, Dr. J. Joaquín Orellana, PhD.
Misionero de Palm Missionary Ministries, Inc., USA.
Todos los derechos reservados por el Autor.
Uno de los pasajes del evangelio fascinantes para mí, es el relato exclusivo de Lucas (Marcos apenas lo menciona) acerca de los caminantes de Emaús. Lo enigmático es que jamás se nombra a la segunda persona. Sabemos que uno de los dos caminantes es Cleofas (Cf., Lc. 24:18), pero nunca se nombra al otro peregrino. Los eruditos del NT han propuesto algunas opciones de respuesta, como por ejemplo:- Que era un discípulo completamente anónimo, cuya intrascendencia no ameritaba mencionarlo.
- Que se trataba del apóstol Pablo, lo cual es francamente muy poco probable, dada la línea de tiempo muy lejana a la conversión de él.
- Que se trataba del mismo autor del evangelio, el Dr. Lucas; francamente me gusta esta opción, pero eso no significa que sea la correcta. De nuevo es poco probable (aunque más posible que la anterior), ya que Lucas fue un compañero de ministerio de Pablo, y según algunos biógrafos, fue compañero de Universidad de Pablo en Tarsis mientras él estudiaba medicina y el otro jurisprudencia. Se supone que la conversión de Lucas fue posterior a la de Pablo, e incluso es quizá fruto del ministerio paulino.
- Que se trataba de la esposa de Cleofas, porque en el evangelio de Juan se dice que al pie de la cruz se encontraba "María la esposa de Cleofas" (Cf., Jn. 19:25) Ahora, si se trata del mismo Cleofas que menciona Lucas, lo cual es apropiado dado que se trata del mismo escenario histórico contextual, entonces el otro caminante sería la esposa de éste, y se llamaba María. Ahora, la razón porque no se la nombra en el evangelio de Lucas, es probablemente porque en la sociedad judía, como en la greco romana, nunca se mencionaban a las mujeres en los escritos y genealogías formales.
Esto es fundamental en la misiología del evangelio porque el plan de Dios siempre fue que la predicación del Evangelio y la extensión del Reino de Dios se propicie a través del matrimonio y la familia.
Se puede decir, sin lugar a dudas, que el primer grupo misionero en compartir el evangelio del resucitado fue un matrimonio conformado por Cleofas y su mujer María. Note Lc. 24;35 que narra que luego de su encuentro con Jesús resucitado camino a casa, regresaron la misma noche a Jerusalén para encontrarse con los demás discípulos y contarles acerca de "las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo (Jesús) se había dado a conocer a ellos al partir el pan"
Que maravilloso sería que los matrimonios de hoy como aquel, nos enfocáramos en caminar con Jesús y contarles a otros acerca de nuestra experiencia existencial de fe y obediencia con el Resucitado, y cómo disfrutamos con él de la comunión tan íntima, como la de la cena pascual donde el partió el pan no solo el jueves en la noche en una celebración pascual judía, sino en la misma cruz del calvario, en favor de nuestros pecados.
El matrimonio es el recurso de Dios para la evangelización y discipulación del mundo, ese es un elemento fundamental de la misiología del NT, y lo acabamos de comprobar.
Que Dios les bendiga ricamente y les anime a enfilar vuestros matrimonios en función de la extensión del Reino de Dios por medio de la vivencia y predicación del Evangelio.
Más detalles los puedes encontrar en mis libros: Pastoralia Juanina, Hacia un Teología Pastoral de Juan, publicado en Ecuador; y, en mi Comentario Bíblico Mundo Hispano, Lucas, publicado por la Casa Bautista de Publicaciones, y su Editorial Mundo Hispano de USA.
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