Por, Dr. J. Joaquín Orellana, PhD.
Palm Missionary Ministries, Inc., USA.
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Se ha dicho siempre que fornicación es un pecado que define las relaciones sexuales pre matrimoniales. Y eso es una verdad parcial, pues la palabra griega que usa el NT para fornicación es porneía, que se debe traducir mejor como: "todo tipo de inmoralidad sexual" De este modo, fornicación son todas las relaciones sexuales pre matrimoniales, más todo tipo de disfunción sexual que pervierta el objetivo, naturaleza e identidad del perfil bíblico del sexo como de la sexualidad, como dones sagrados de Dios. La fornicación es un pecado global que incluye muchos otros pecados específicos, como: adulterio; masturbación, parafilias; pornografía; pornofonía; etc.
Por ello, hay que alertar a los padres de familia en nuestras iglesias cristianas evangélicas, acerca del supuesto enamoramiento de los adolescentes. Ciertamente, la adolescencia es una etapa maravillosa en todo ser humano donde se dan un cúmulo de cambios de todo tipo, entre ellos, cambios de tipo psico-afectivo y social. Una de las características de estos cambios es lo que se llama la socialización secundaria en el adolescente. La socialización primaria se da en el contexto de la familia, pero en la pubertad y adolescencia el muchacho(a) se abre con ávido interés gregario a sus amigos en desmedro de su familia, en otras palabras, la familia pasa a un plano secundario y lo más importante para ellos son sus amigos. Concomitante con esto, se desarrolla el interés heterosexual en los chicos, mismo que en la infancia y niñez no existe. Una de las evidencias de estos cambios es el enamoramiento "platónico" de los muchachos, lo cual no implica, per se, que deban consumar esas relaciones.
Creo firmemente como consejero, teólogo, andragogo y padre, que las relaciones afectivas entre adolescentes y jóvenes inmaduros es un tipo de fornicación. Permítame explicarle por qué. Pues para lo único que sirven estas relaciones afectivas entre adolescentes y jóvenes inmaduros no autónomos, es para:
- Perder el tiempo. Una relación afectiva demanda tiempo de cantidad, calidad y calidez. Los muchachos lo que menos tienen es tiempo para perder. Ellos deben enfocarse en su agenda propia de vida y no en embelesos fatuos, peligrosos y pecaminosos. El tiempo es un recurso no redimible. Lo que menos deben hipotecar los jóvenes de hoy y de siempre, es el tiempo.
- Alborotar sus hormonas y exponerse a los peligros consecuentes. No seamos ingenuos, todos sabemos que un encuentro de enamorados está cargado de afectividad y erotismo. Pasa de tomar la mano, a los besos, caricias tiernas, caricias eróticas, estimulación sexual, práctica de parafilias como jinear (frotarse el cuerpo por sobre la ropa), y hasta el coito mismo con el riesgo de contagio de enfermedades venéreas (como VIH Sida), e incluso, de posibles embarazos no deseados.
- Desenfocar su proyecto de vida y ponerlo en riesgo definitivo. Precisamente el perder tiempo, y poner en riesgo la pureza sexual al punto de posibles embarazos, desenfoca y pervierte completamente el proyecto de vida que debe ser sagrado hasta su consecución. Vale la pena decir que en nuestra sociedad, muchos de los jóvenes ni siquiera tienen un proyecto de vida. Viven por vivir. Cuántos jóvenes no han desgraciado todo su futuro, y para siempre, por simples momentos de placer inadecuado!
El propósito de nuestra paternidad es criar hijos(as) físicamente sanos, emocionalmente maduros, socialmente responsables, moralmente definidos, y espiritualmente abiertos al temor de Dios. Uno de los autores que puede ayudarle mucho para manejar este asunto es Joshua Harris, y en especial su libro "Ni aún se Nombre" que se trata de un estudio bíblico respecto de la inmoralidad sexual; y otro que se llama "Le dije Adios a la Citas Amorosas" Aparte de considerar consultar mi libro sobre "Matrimonios y Familias Saludables" disponible en librerías.
www.joselitoorellana.blogspot.com
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