a a los temas existenciales surgidos de las propias inquietudes de la gente a quienes el Señor nos ha permitido ministrar. Por ello tiene el aroma del contexto cultural latinoamericano, como también, tiene la impronta de la problemática matrimonial y familiar muy particular de América Latina. El libro esta estructurado en 5 partes con 66 capítulos en total.
Muchos libros se han escrito sobre el tema de la familia. Muchos de ellos buscan proveer de fresca información, y eso es bueno. Pero son mejores aquellos libros que no solamente buscan informarnos sino que además, nos proveen de la formación en valores (sean estos éticos, morales o espirituales), y principios. No obstante, sabemos por la axiología bíblica, que los valores son relativos, pues son conceptos que dependen básicamente de un entendimiento, definición y apreciación cultural; mientras que los principios son absolutos porque provienen de la Sagrada Escritura que permanece para siempre (Cf., Mr. 13:31; 1 Pd. 1:25; Ap. 22:19); y trascienden las fronteras de cultura, religión, e incluso, definiciones jurídicas.
No obstante, el valor agregado más importante es el de aquellos libros que no solo buscan como objetivo la buena información cognitiva; y/o la pertinente formación axiológica; sino que por sobre todo, tienen como objetivo fundamental, provocar la transformación de la mente y el espíritu de los lectores, por medio de la obra sobrenatural del Espíritu Santo de Dios (Cf., Jn., cp 14; cp 16). Este es el objetivo que en última instancia, este libro pretende alcanzar.
No es posible disfrutar de salud sin transformación. En español tenemos dos conceptos diferentes para sanación y salvación. Pero en el idioma griego, que es el idioma original del NT, tenemos un solo verbo para los dos sentidos: sanar y salvar. Ese verbo es sózo, que se puede –y debe- traducir como sanar o salvar. Por ello es que algunas versiones bíblicas, indistintamente traducen frases como: tu fe te ha salvado, mientras que otras dicen: tu fe te ha sanado. El lector pregunta: ¿cuál es la traducción correcta? Pues las dos, gramaticalmente hablando. Pero, sabemos que en español, el entendimiento es dual, porque no es lo mismo sanar que salvar.
Creo que toda persona sensata quiere tener un matrimonio y familia saludables, es decir, quieren sanar sus relaciones y disfrutar la sanidad de Dios. Pero, esa sanidad de la mente y de sus relaciones, en una palabra, del matrimonio y la familia, no será posible sin antes venir a Jesús para buscar la salvación de nuestras vidas. Jesús quiere ser primero Señor y salvador de nuestras vidas, para luego ser nuestro sanador (Cf., Rom. 10:9-10).
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