Daniel...!

Por, Dr. J. Joaquín Orellana, PhD.

Misionero de PMM Inc., USA.

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La cautividad babilónica es uno de los episodios más tétricos de la historia judía. Ocurrió en el siglo VI a.C. Ese es el contexto global del libro del profeta Daniel, quien con muchos otros judíos fue llevado por 70 años de cautiverio por Nabucodonosor, luego del sitio a la ciudad de Jerusalén. Este otrora muchacho es un paradigma de características axiológicas permanentes, dignas de resaltar, trascender e imitar en todo tiempo. En el capítulo uno del libro de Daniel se pueden ver al menos cinco características de este extraordinario profeta y precursor de la teología escatológica novotestamentaria. Daniel era un muchacho de no más de 14 años cuando fue llevado cautivo, y al inicio de su profecía se definen algunos rasgos de su personalidad. Veamos:

1. Afligido, vv., 1-7. Qué mayor aflicción puede tener un adolescente de hoy, cuando su ciudad ha sido incendiada, su templo el lugar más sagrado ha sido arrasado, su familia ha sido destruída y asesinada, y por último ha sido desterrado a una nación absolutamente desconocida y distinta a la suya. Como si fuera poco, ha sido tomado como una especie de primicia de los más granado de su sociedad de príncipes, para servir como esclavos sin identidad propia, porque hasta su nombre fue cambiado! Esto nos muestra que a pesar de su aflicción este muchacho tiene claro que debe mantener el temor de Dios y la convicción de que Dios está en todas partes y gobierna plenamente. La vida no es justa, en realidad ningún ser humano se libra del dolor y el sufrimiento en este mundo terrenal. Es preciso tener conciencia de aquello para mantener una visión objetivo de la vida. No podemos cambiar las circunstancias pero si podemos cambiar y orientar correctamente nuestra actitud frente a ellas.
2. Decidido, v., 8. Cualquier personas en esas condiciones históricas y existenciales, lo único que haría es someterse cual borrego en matadero, pero no ocurre así con el joven Daniel. Tomar decisiones en tiempo de crisis de hecho es peligroso y riesgoso, pero Daniel sabe que no hay otra salida, esto es como vencer o morir! Propone en su corazón no contaminarse con la dieta de los caldeos, y esto no por simples razones dietéticas o de capricho culinario. Detrás de la nutrición caldea se escondía una diabólica tradición idolátrica y Daniel no quiere tener nada que ver con las practicas de idolatría de Babilonia. Esto es nadar contra corriente! Quién siendo un esclavo es alguien para decirle a la nación imperante, lo que deben hacer con él? Pidió al jefe de los ministros que no se les obligara a participar de la comida del rey. Esta era una simple causal de pena capital de ipso facto. Debemos aprender a asumir riesgos en la vida, y a tomar decisiones dentro de la voluntad y temor de Dios, en tiempos de crisis, aunque aquello nos cueste la misma vida. 
3. Bendecido, v., 9-11. Cuando hacemos las cosas en una forma agradable a Dios, pues Él nos bendice. Puso Dios a Daniel en gracia y buena voluntad para con el jefe de los ministros de la corte imperial. Ese es el resultado de la obediencia a la voluntad de Dios. Las bendiciones de Dios no son gratuitas, pues son directamente proporcionales a nuestra fidelidad y obediencia. Es verdad que su gracia general se desplega sobre buenos y malos y en todo tiempo y en forma incondicional, pero acá estamos hablando de las bendiciones personales específicas y concretas para la vida de cada ser humano. Dios es justo y no es deudor de nada ni nadie. En la misma manera que Dios nos pone en el horno de la aflicción y la prueba a veces, de la misma manera él estará con nosotros allí adentro de la prueba -del horno- como ha dicho C.H. Spurgeon, y esto es lo que pasó con Daniel.
4. Atrevido, vv., 12-16. Normalmente el atrevimiento se lo relaciona con cosas malas, así por ejemplo, cuando se dice que una persona es atrevida, pensamos en alguien malcriado, irrespetuoso, insolente, iluso, etc. Pero el atrevimiento también puede y debe ser positivo, es decir, debemos ser atrevidos para lo bueno. De hecho hay un proverbio muy popular, que mi padre me lo recordaba, que dice que el que no arriesga no cruza el río. El atrevimiento positivo tiene que ver con ser propositivo, no reactivo; en ser soñador no vegetativo; en atreverse a proponer valor agregado a la vida y no deteriorarla más. Daniel es atrevido en este sentido, se juega la vida literalmente al hacer una propuesta aparte de atrevida, mortal, pues si no resultaba el "experimento" ellos de seguro habrían muerto. Sabemos que luego de la dieta propuesta por Daniel de agua y legumbres, en lugar de carne sacrificada a ídolos, ellos presentaron 10 veces mejor condición física que los otros con la dieta real. 10 días de prueba, 10 veces mejor; esto enseña que la bendición de Dios es proporcional directamente al esfuerzo y compromiso y sacrificio a veces, que ponemos en atrevernos a hacer las cosas según le agrada a Dios.
5. Promovido, v., 17. A estos muchachos, dice el texto bíblico, Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento -además- en toda visión y sueños. Esto es maravilloso! Pues en medio de la cautividad en Babilonia, la destrucción total de Jerusalén y del pueblo judío, se erige como una luz en el camino la promoción política de Daniel y sus amigos en la corte imperial babilónica. Por causa de Daniel, el pueblo judío a pesar de estar cautivo, recibió un buen trato, algo de respeto y vivieron francamente más que como esclavos, como forasteros, colonos, o extranjeros respetados. De hecho, 70 años después y bajo el imperio persa -que cautivó a los babilonios- se permitió a los judíos regresar a su tierra, en tres grupos liderados en su momento por Zorobabel; Esdras; y Nehemías. Tanta es la influencia y trascendencia de Daniel, aparte de su labor profética, que los magos que aparecen dos años después del nacimiento del Mesías, y que trajeron oro, incienso y mirra; son los discípulos de los discípulos del gran astrónomo y profeta Daniel.

Todo esto, por el simple hecho de haberse propuesto en el corazón no contaminarse con nada de este mundo (1:8a) Sería maravilloso si nuestros jóvenes hoy hicieran lo mismo, tan simple como eso, pero para ser sorprendidos también, con la trascendencia de la soberanía de Dios sobre sus vidas.

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